
Cuesta de San Domingo, Gerona, Costa Brava
Gerona es judía y novecentista, se viste de decorado de película, suena con acordes de festival musical, cubre sus calles medievales y patios con flores y en ella aún se respira ese aire tranquilo de pueblo grande o vieja ciudad pequeña.
Hay quien conoce Gerona sólo como capital de la Costa Brava, como referencia geográfica en un viaje a la playa, a las montañas de los Pirineos o a los verdes paisajes de la Baja Garrocha.
Y aquí las razones, y los motivos, para descubrir otra Gerona, una Gerona que no es ciudad de paso sino destino por méritos propios.
Las Casas del Río Oñar

Comiendo con vistas al Río Oñar y las casas multicolores, Gerona, Costa Brava
Llevando la contraria a lo que uno espera, lo más bonito de estas casas no son sus fachadas sino la parte que nadie querría ver, y mucho menos mostrar, en otras circunstancias.
Pero la espalda que le dan al Río Oñar estos inmuebles, construidos en la estrecha franja entre las aguas y la antigua muralla, es tan colorida (por orden municipal) y vital que se han convertido en una de las fotografías más buscadas por los turistas.

Casas multicolores, Río Oñar, Gerona, Costa Brava